Wednesday, December 31, 2014

Una Rubia De Malasaña

Una rubia de Malasaña Es la bebida oficial de sus calles, pero al barrio le faltaba algo: su propia cerveza A ello se pusieron unos amigos que acaban de abrir la Fábrica Maravillas Enviar Imprimir Guardar Malasaña rezuma cerveza por los cuatro costados: en sus tabernas irlandesas, sus restaurantes sofisticados, sus pubs nocturnos, sus grasa-bares tradicionales, sus clubes musicales y también, por si fuera poco, en sus esquinas, plazas y callejones, de la mano de los vendedores ambulantes que ofrecen las latas apodadas por el populacho como chinobirras. Lo que le faltaba a Malasaña era su propia cerveza, fabricada en Malasaña para Malasaña (y el mundo). Pero ya está aquí: es la que se puede probar en la Fábrica Maravillas, que ha abierto sus puertas hace casi dos semanas en el número 29 de la calle Valverde. El local tiene una sala de degustación, con sus cañeros, su barra y unas cuantas mesas y, detrás, la pequeña fábrica, a la vista del público, donde se elabora el preciado líquido. Esperan producir 100.000 litros anuales. "Son todo cervezas artesanales, no están filtradas ni pasteurizadas. Producimos estilos que no se suelen hacer mucho aquí, como la cerveza saison, la pale ale, o la stout", explica el francés Thierry Hascoët, uno de los dos maestros cerveceros junto con David Rodríguez, estadounidense de origen español. Ambos trabajaban en la industria del disco y, hace ocho años, observaron que todas las cervezas que bebían "eran de importación, todas las cervezas buenas venían de fuera. ¿Por qué importar la cerveza cuando la podíamos hacer aquí, con nuestras propias manos", se dijo Hascoët. Ahora abren este espacio pequeño pero diáfano, diseñado por la interiorista Tamara Pintado (otra de las socias junto a su hermana Estefanía, Hernando Salazar y la pareja de Rodríguez, Lavinia Oancea). Por el momento tienen seis productos con curiosos nombres inspirados muchos de ellos en el barrio: la Malasaña Ale, una rubia ligera adecuada para los que gustan beber siempre hasta la penúltima (5º de alcohol), la Saison Valverde, rubia refrescante ideal para el verano (6º), la Fl(ipa), una cerveza tipo IPA de color ámbar (7º), la Triple Maravillas, una triple estilo belga (9º), la Cabrona, una cuádruple muy oscura cuyo nombre lo dice todo (10º), y la Imperial Stout, una negra muy maltosa con notas de chocolate, caramelo y nuez (11º). "Luego también tenemos una soda de jengibre para los que no toman alcohol, que está muy rica, si te gusta el jengibre, claro", apunta Tamara Pintado. "Tenemos público variopinto", continúa Pintado. "Desde el entendido de la cerveza que te viene a pedir una IPA especial, con no se qué aromas y matices, hasta gente del barrio que viene a probarla por primera vez sin tener ni idea del asunto, y que pide que le expliques qué es cada cosa". Así que este es un lugar en el que, más que a recibir los dones de ebriedad (la caña más barata cuesta 1,90 euros), se viene a educar al paladar cervecero y probar cosas nuevas. "Hace unos años la gente no sabía diferenciar un vino de mesa de un buen vino, y los paladares se han ido educando. Esperamos que también ocurra con la cerveza", dice Hascoët. "Creíamos que Malasaña se merecía su propia cerveza, y la hemos hecho", concluye el maestro cervecero. Vayan a tomarla a la Fábrica Maravillas, compren botellas en las tiendas del barrio o en los locales donde ya tienen pinchado el barril, el Irreale (Ballesta, 15) y el Martínez (Barco, 4). Y consuman con moderación. Es su responsabilidad.   es fácil, gratis y podrás: Comentar las noticias Participar en nuestros canales temáticos Dialogar con los periodistas y otros lectores
Fuente: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/12/07/madrid/1354909604_045332.html

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